La guitarra en la música cubana – Acercamiento histórico
La historia de la guitarra en Cuba se remonta al momento mismo de la conquista. En este punto se asientan en la isla instrumentos como la bandurria, la vihuela y el arpa, convirtiendo a la guitarra en la compañera del guajiro cubano para aprender a cantar en cubano y respondiendo al sentir de los habitantes de esta parte del mundo.
La mezcla de los aborígenes cubanos y los recién llegados de África y España produjo una mezcla, integración, desintegración y reintegración que produjeron al criollo y por ende al cubano. En todo este proceso y estado de cosas transcurre el desarrollo de la guitarra en Cuba.
Hacia el siglo XVIII la guitarra se había popularizado en Cuba y sonaba en calles, iglesias, en las agrupaciones bailables que tocaban para la población más humilde del país, en su inmensa mayoría esclavos, y en los saraos que se efectuaban en las casas de la burguesía española.
Particular interés tiene para la historia de la guitarra en Cuba, la figura de Dionisio Aguado, por haber sido el maestro del guitarrista José Prudencio Mungol, primer cubano que se formó fuera de Cuba, en Madrid, y que a su regreso a Cuba tuvo una intensa actividad como guitarrista y compositor.
A fines del siglo XIX fue muy popular en Santiago de Cuba la figura de José (Pepe) Sánchez. En este período quedaron definidos los elementos estructurales básicos de la canción cubana y el instrumento acompañante con que se identificó, que no es otro que la guitarra, quedando ligada al posterior desarrollo del cancionero cubano y a la historia de la música de Cuba en general.
Particular mención debe dársele a José Vallalta quien fundó en el Colegio Francés, la primera estudiantina compuesta por bandurrias, mandolinas y guitarras; al matancero Severino López, ejecutante de la primera guitarra por cuartos de tono que se conoce en Cuba; a Ezequiel Cuevas de grandes facultades de ejecutante; Pascual Roch, valenciano de nacimiento y que llegaría a La Habana en 1911, Roch dedicaría parte importante de su vida a la construcción de instrumentos y escribiría su Método moderno para guitarra, Escuela Tárrega. Con José Vallalta, Severino López y Pascual Roch queda establecida la Escuela Tárrega en Cuba.
Al desarrollo de esta escuela cubana de guitarra, la pedagoga Clara Romero de Nicola le incorpora elementos de la guitarra popular; Isaac Nicola le da un nuevo ordenamiento a los programas de estudios; Vicente González-Rubiera (Guyún) funde la técnica clásica, adquirida con su maestro Severino López, con lo más genuino de la música popular cubana; Leo Brouwer sintetiza todos estos elementos y añade nuevos procedimientos técnicos, con obras que responden a ese otro modo de abordar la guitarra. A todo esto se suma además el aporte de los compositores y la nueva generación de cultores del instrumento para colocar los pilares de la escuela cubana de guitarra.
La guitarra en Cuba ha tenido una función destacada en el desarrollo histórico de la canción pudiendo asegurarse que sin guitarra no existiría el movimiento trovadoresco del que se reconoce como su padre a José (Pepe) Sánchez y como figura principal a Sindo Garay, poseedor de una intuición musical extraordinaria. Con Sindo, la trova obtiene un nuevo modo de acompañamiento y forma junto a los santiagueros Alberto Villalón y Rosendo Ruiz Suárez, el camagüeyano Patricio Ballagas y el oriundo de Villa Clara, Manuel Corona, el grupo de lo que ha dado en llamarse los Cinco Grandes de la Trova Cubana.
La guitarra es el instrumento que ha servido como medio de realización del acompañamiento armónico o rítmico-armónico. Este instrumento (característico por excelencia de la trova cubana) ofrecería al autor intérprete o al intérprete vocalista y su acompañante, la posibilidad de poder expresarse a plenitud, con más libertad.
Otros trovadores cubanos destacados han sido Enrique Pessino, Salvador Adams, Alfredo Boloña, Rafael Gómez Mayea (Teofilito), José Ibañez (Chicho), tresero, Ángel Almenares, Rafael (Nené) Enrizo o Mario Rudy. En Santiago de Cuba destacan Ignacio Bombú (Pucho el Pollero), Emiliano Blez, Miguel Matamoros, Rafael Cueto.
En el siglo XX aparecen cuatro eminentes figuras de la pedagogía: Francisqueta Vallalta, Félix Guerrero (padre), Clara Romero y otra vez Vicente González-Rubiera (Guyún). Guyún es para la guitarra popular lo que para la guitarra clásica han sido Clara Romero, Isaac Nicola y posteriormente para la guitarra clásica y contemporánea Leo Brouwer. Puede asegurarse que, desde los años 30, casi todo lo que tiene que ver con el desarrollo de la guitarra dentro del cancionero popular cubano, su integración entre la guitarra popular y la clásica es consecuencia de los aportes técnicos y armónicos de Vicente González-Rubiera (Guyún).
Otros guitarristas y pedagogos sobresalientes son, además de los ya mencionados Clara Romero y su hijo Isaac Nicola, la profesora Leopoldina Nuñez, Clara Nicola (Cuqui), José Rey de la Torre, Juan Antonio Mercadal, Faustino Sánchez, Alberto Valdés-Blaín, Rolando Valdés-Blaín, Héctor García, Elías Barreiro.
Al cierre de la década del 40 el movimiento trovadoresco se plantea una renovación en la cual la guitarra es un factor determinante. Entre los nombres destacados se encuentran Panchito Carbó, Roberto García, Joaquín Codina, Salazar Ramírez, Tomasita Villoch y Vicente González-Rubiera (Guyún). Todos ellos comienzan a emplear giros acompañantes que resultaban nuevos en aquel tipo de música y agrandaban las perspectivas armónicas; lo que se conoce como trova intermedia, puente entre la trova tradicional y el filin.
Sus creadores son herederos del desarrollo histórico alcanzado por la canción en Cuba, particularmente por la trova intermedia. Este movimiento tiene hoy figuras perdurables como César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez, Ñico Rojas o Marta Valdés.
La guitarra permitía aprovechar su propio timbre y estructuraciones armónicas enriqueciendo las nuevas sonoridades del filin. En esta época sobresalieron excelentes guitarristas que hicieron una especialidad del acompañamiento, es el caso de Froilán Amézaga, acompañante de Elena Burke por más de 15 años, Portillo de la Luz, Ñico Rojas y Martín Rojas.
Con la guitarra se alcanzan los objetivos artísticos y emocionales que se proponen. En un período del boom del filin en los años 70 del siglo XX, se convirtió en una práctica habitual el que los cantantes más destacados de este estilo se hicieran acompañar de un guitarrista, desechando el acompañamiento de formatos instrumentales grupales, en parte para poder actuar en escenarios más pequeños como los numerosos clubes nocturnos de La Habana.
En la lista de compositores y ejecutantes de guitarra encontramos a José Ardévol, Natalio Galán, Julián Orbón, Héctor Angulo, Jesús Ortega, Harold Gramatges, Carlos Fariñas, Argeliers León, Edgardo Martín, Juan Blanco, Idelfonso Acosta, Jorge Garciaporrúa, Sergio Vitier, Julio Roloff, Manuel Barrueco, Martín Pedreira, Edesio Alejandro, Aldo Rodríguez, Guillermo Fragoso, Jesús Díaz O´Reilly, Pedro Cañas, Manuel Lechuga, Arturo Fuerte, Lester Carrodeaguas, Mario Daly, Roberto Kessel, Rey Guerra, Luis Manuel Molina, Teresa Madiedo, Joaquín Clerch, EduardoMartín, Esteban Campuzano, Mirtha de la Torre, Sonia Díaz, Alberto Hernández, José Pérez Miranda, Blas Muñoz, Rubén González, Jorge Luis Zamora; Manuel Espinás, Carlos Lloró, Alfredo Panebianco, Osvaldo González Matamoros, René Mateu, Francisco Rodríguez, José A. Bustamante, Ileana Matos, Gerardo Pérez, Tomás Guzmán, Marco Antonio Díaz Tamayo, Ernesto Díaz Tamayo, Edel Muñoz y Osvaldo Humberto González.
En la música popular tenemos a María Teresa Vera, Lorenzo Hierrezuelo, Francisco Repilado, Luis Peña (El Albino), Servando Díaz, Emiliano Ponzano, Ñico Saquito, Juanito Márquez, Octavio Sánchez (Cotán), Manuel Herrera Drake, Juan José Suárez.
El jazz cuenta con José Socarrás, Isidro Pérez (Isito), Manolo Saavedra, Enrique Bellver, Pablo Cano, Carlos Emilio Morales, Pedro Andrés Jústiz (Peruchín), Ahmed Barroso, Jorge Luis Valdés Chicoy, Enrique Vallalta, René Luis Toledo o Jorge Luis Triana. El rock cuenta con Pablo Menéndez y en la trova, por supuesto, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Noel Nicola, Vicente Feliú, Alberto Tosca, Santiago Feliú, Gerardo Alfonso, Carlos Varela o Pedro Luis Ferrer.
La obra de numerosos pedagogos, compositores e intérpretes permite afirmar la existencia de una peculiar forma de abordar la guitarra en Cuba y con ello la Escuela Cubana de Guitarra.