Manuel Corona es un trovador cubano, considerado entre los Cinco Grandes de la trova cubana, junto a los santiagueros Sindo Garay, Alberto Villalón y Rosendo Ruiz Suárez y el camagüeyano Patricio Ballagas y uno de los imprescindibles de la historia de la música en la isla.
Corona comenzaría a componer en 1890 con su bolero Doble inconciencia y con solo 10 años. En 1902 se reúne en el hotel Colón de Santiago de Cuba, con los trovadores santiagueros Pepe Sánchez, Manuelico Delgado y Pepe Bandera quienes quedaron impresionados tras escuchar sus canciones.
En 1908 crearía la canción que le ganó la popularidad, Mercedes y con No es Mercedes inicia una de sus características como compositor: contestar canciones de otros trovadores (lo que hoy es conocido como la tiradera). Corona sería conocido por estas ingeniosas réplicas, siendo el que más contestaciones hizo a otros músicos como Sindo Garay (cuando Sindo popularizó su canción Merceditas, Corona le respondió con Última palabra a Mercedes), Rosendo Ruiz, Patricio Ballagas o Jaime Prats, entre otros.
Manuel Corona es el compositor que más canciones ha dedicado a la mujer, alrededor de 80, entre ellas su obra más conocida Longina o Santa Cecilia, ambas piezas clásicas del cancionero cubano. Sus obras han sido cantadas por los más importantes intérpretes, entre ellos, María Teresa Vera, Rafael Zequeira, Lorenzo Hierrezuelo, los dúos de Tata Villegas y Pancho Majagua, Floro y Miguel, Nano y Bienvenido León, Adolfo Colombo y Juan de la Cruz, Hermanos Enrizo, las Hermanas Martí o las Hermanas Junco.
Corona además enriqueció la música popular cubana con el cultivo de otros géneros como la guaracha costumbrista, así grabaría alrededor de 1920, El servicio obligatorio, La choricera y Acelera, Ñico, acelera. Estas guarachas serían inspiración para sus correspondientes danzones.
Su etapa más prolífica fue entre 1900 y 1920, años en que realizaría su producción más fecunda y genéricamente variada cultivando canciones, claves, bambucos, criollas, habaneras, guarachas-son, sones, boleros, rumbas, valses y también preludios. Además de inspirarse en el género femenino para componer, también fueron motivo de sus creaciones los amigos, los niños, los médicos, su patria o la sátira política y la crítica social.
Sus obras son consideradas de melodías muy bien hilvanadas y ricamente armonizadas, es reconocido también por esa veta armónica con que había nacido, el segundo que hacía siendo una manera de dominar la armonía y que puede apreciarse en su obra Santa Cecilia.
Desgraciadamente la obra y vida de Manuel Corona estuvo plagada de tristes situaciones. A pesar de que su fama crecía, Corona ganaba unos pocos pesos por sus canciones y debía ayudar a su madre. La vida bohemia, desordenada y el alcohol fueron minando su salud. Tuvo que afrontar la muerte de sus dos hijas nacidas de su relación con Eulogia Real, Yoya.
En amoríos con una joven de Cayo Hueso en Centro Habana sufrió un ataque con arma blanca que le impediría utilizar su mano izquierda totalmente por lo que ya no fue igual la manera en que tocaba la guitarra lo que a la larga fue arruinando su trayectoria artística y su economía.
Su obra Doble inconciencia, creada en 1890, fue motivo de uno de los más escandalosos casos (de tantos) de apropiación y falsedad autoral en la música cubana. Esta obra sería interpretada, arreglada y distribuida con el título Falsaria o Salomé, sin crédito y por supuesto ingresos económicos a su verdadero autor durante varios años, hasta que en el año 1948 se estrena la película mexicana La bien pagada (Doble inconciencia sería grabada por primera vez el 16 de febrero de 1918 en La Habana por María Teresa Vera y Floro Zorrilla) donde abiertamente se atribuye la autoría de la canción a otros autores en clara apropiación de los derechos de propiedad intelectual de la obra cuyas consecuencias llegan a nuestros días. No es hasta 1978 que en visita a México de los cubanos Carlos Puebla y Rafael Lay lograron restituir la autoría de la canción a su verdadero creador.
Manuel Corona tuvo una existencia llena de pobreza, vivía en un cuarto en el barrio de San Isidro, conocido en su época por ser una zona de tolerancia, donde chulos cubanos y franceses luchaban por la supremacía del negocio de la prostitución. En 1941 ingresa enfermo de tuberculosis en el hospital La Esperanza, en la invernal mañana del 9 de enero de 1950 fue encontrado muerto en un bar de Marianao donde le había dado cobijo un amigo, en un camastro y con las ropas raídas. Su deceso no tuvo repercusión en la prensa, excepto por una breve necrológica en Bohemia. Los restos de Manuel Corona descansan hoy en Caibarién su pueblo de nacimiento.
Obras
- Bolero: Adriana, Alfonsina, Amor eterno, Así lo quiso Dios, Aurora, Ave viajera, Disipación, Doble inconciencia, Dora, Fuga de amor, La coqueta, La sitiera, Las flores del Edén, Mi pecho y mi alma, No tienes corazón, Prieta mía, Rosa negra, Tú y yo, Yoya.
- Canción: Tortura del alma, Aurora, Longina, Santa Cecilia, Una mirada, La Alfonsa, Animada, Contrapunto, Extracto de nitidez, Guitarra mía, Julia, No tienes corazón, Pasionaria de mi vida, Pobre Cuba, Recuerdo a Caibarién, Reverso de Mercedes.
- Criolla: Carmela, Contestación a Gela amada, Graciela, Mercedes.
- Guaracha: Acelera, Ñico, acelera, El servicio obligatorio, La choricera, Récord de un año de amor.
- Última palabra a Mercedes.