No se habla suficiente de Froilán Amézaga, un guitarrista casi olvidado pero que junto a Isolina Carrillo, Enriqueta Almanza y Zenaida Romeu González sentaron cátedra cuando se habla de instrumentistas acompañantes en la música cubana, especialmente en ese género tan difícil y visceral que es el filin.
A Froilán se le recuerda como el guitarrista acompañante de Elena Burke, quienes lo vieron juntos recordarán esa complicidad entre ambos, como Elena cambiaba el tono, le decía cualquier ocurrencia y Froilán inmutable sonreía y acomodaba su guitarra para seguirla porque Elena, dicho por todos los científicos de la música, era super difícil de seguir, nunca interpretaba un tema de la misma manera, y ahí estuvo Froilán durante 15 años aguantando. El Gato Tuerto o el Club Scherezada, La Catedral de la Burke, situado en 17 y M en el Vedado, todavía recuerda cuando Elena se hacía acompañar por Froilán.
Pero Froilán no solo acompañó a Elena, antes tuvo una basta trayectoria en la música cubana, en el jazz, en el bolero y por supuesto en el filin donde destaca por su buen gusto y rica imaginación armónica.
Froilán Amézaga inicia su carrera artística en Matanzas. En 1944 se traslada a La Habana donde integra entre otros, Los Leoneles, una formación vocal fundada por Leonel Cepero Bravet y en donde Froilán tocaba la guitarra. Los Leoneles trabajaron en el Sans-souci, el Chez Merito del Hotel Presidente, el Calypso Club y el Pigalle, un club muy frecuentado por los músicos de jazz.
Froilán aparece vinculado también al Club Cubano de Jazz en Tropicana, ese club que fundaría el genial Frank Emilio Flynn y donde en sus sesiones dominicales a salón repleto, eran habituales las descargas con jazzistas estadounidenses y figuras conocidas del movimiento del feeling.
Por estas sesiones del Club Cubano de Jazz desfilaron Elena Burke, Omara Portuondo, Leonel Cepero Bravet, el dúo Las Capellas, Dandy Crawford, Ela Calvo y Froilán Amézaga, entre muchos otros.
No ha sido suficientemente reconocida en Cuba la labor de los instrumentistas acompañantes, eslabones imprescindibles de la interpretación y que su profesionalidad, complicidad y conocimiento del intérprete permiten que estos brillen ante los ojos del público. La música no solo se compone de figuras destacables o protagónicas, detrás están los instrumentistas que hacen brillar a la figura principal.
Esa política del proceso cubano de evitar a toda costa el culto a la personalidad, despojando a los individuos, artistas o no, de su crédito merecido ha llevado a que para ganar algo de notoriedad hay que dirigir, hay que protagonizar, sin embargo, hubo artistas como Froilán que no tuvieron que acudir a este recurso para quedar en la historiografía de la música cubana. Habrá que volver sobre Froilán cuando la guitarra cubana se reestudie, algún día esas aguas tomarán su nivel.
Discografía
- A solas con Elena Burke, junto a Elena Burke.
- Bellos recuerdos, junto a Frank Domínguez y Elena Burke.