Salsa – Timba Cubanos

La salsa nueva síntesis del son cubano y la timba, una nueva forma de concebir la salsa

La salsa es la nueva síntesis del son cubano, concebido y estilizado de una manera de sonar contemporánea. La verdadera salsa trasciende la imitación complaciente del viejo repertorio sonero cubano y viene a ser la confluencia de las músicas del Caribe. Para algunos la salsa en un género totalmente nuevo, para otros la salsa es una nueva forma del son.

El son es capaz de asimilar e incluso transformar otros ritmos y géneros, como la guajira, el bolero, el guaguancó y hasta el jazz. En ese sentido se puede afirmar que la salsa aprovecha el carácter abierto del son y su prestigio como género bailable para imponerse en un medio menos conocido.

Este proceso de transformación ocurre hacia los años 60 con el trabajo de Juan Formell en La Habana y Eddie Palmieri en Nueva York. Ambos transforman la parte tímbrica que deviene en un estilo, un sonido y una forma de hacer diferente, sin perder contacto con sus orígenes y que actualiza la música bailable de Cuba.

En las letras los salseros van un poco más allá y plantean sus problemas cotidianos, los conflictos sociales, económicos o políticos, algo que los soneros no trabajaron de modo tan específico.

Cuba llega tardíamente al boom de la salsa y es innegable que esta ayudó a que la música cubana ocupara el lugar que siempre había tenido en el mundo. No se trata de que la música cubana hubiera perdido calidad, sino que con la revolución cubana se cerraron las puertas del mercado exterior.

Simultáneamente se produce el suceso comercial, comienza a venderse más música salsa que la que se puede producir y se recurre al repertorio sonero tradicional cubano que se vende como salsa.

Pero la salsa realmente la impone el bailador. Mientras los teóricos y difusores de la música niegan o critican, la gente baila salsa porque esta responde a las necesidades de expansión social del bailador, responde a sus intereses, a los nuevos tiempos políticos y refleja sus preocupaciones.

En paralelo al movimiento salsero surge en Cuba la timba, que podría decirse es una nueva forma de concebir la salsa. Para Leonardo Acosta: el fenómeno más importante en la música popular cubana durante los años 90, es lo que primero se llamó salsa cubana y luego se convirtió en timba. Se puede afirmar que se trata del primer movimiento original de nuestra música bailable, desde los años 50, capaz de ganarse la atención internacional.

Su iniciador es Chucho Valdés junto a Irakere que con el son y la rumba como base incorpora instrumentos afrocubanos combinados con los modernos instrumentos eléctricos que le dan nuevo impulso a lo que venía haciendo Juan Formell junto a Los Van Van.

El perfil definitivo se lo da José Luis Cortés (El Tosco) que le aplica fieros pasajes de metales (los metales del terror..), arreglos elaborados y precisos con fuertes influencias de la rumba y la música yoruba (las dos fuentes afrocubanas más discriminadas) y textos rapeados (a veces incoherentes para quien no conozca el contexto cubano). La timba añade además cambios abruptos del tempo que para el bailador no cubano es imposible (hasta el momento) seguir.

A esta lista de representantes y transformadores, hay que añadir a la Charanga Habanera, a Manuel González Hernández (Manolín, El médico de la salsa) y a Pablo Fernández Gallo (Paulo F.G.) que perfilan y propician ese universo de la timba de resultado agresivo y singular, solo ejecutable y comprensible para el músico y el bailador cubano.