Pedro Knight fue un músico cubano que, aunque tuvo un lugar importante en la historia de la música como trompetista de la legendaria Sonora Matancera, terminó siendo recordado sobre todo por el papel que desempeñó como compañero de vida, confidente y apoyo incondicional de Celia Cruz, la Guarachera de Cuba.
Nació para el sonido de las trompetas y, desde el 6 de enero de 1944, cuando ingresó a la Sonora Matancera como segundo trompetista, comenzó a escribir su nombre en la memoria musical de Cuba. Junto a Calixto Leicea, formó una dupla que marcaría para siempre el sello inconfundible de las trompetas de la agrupación que por su sonido peculiar e irrepetible reconocerían varias generaciones de fanáticos.
Fue el 3 de agosto de 1950, en los estudios de Radio Progreso, cuando el destino decidió entrelazar su vida con la de Celia Cruz. Ella llegaba como voz femenina invitada, con el aval de la radiodifusora y la recomendación de colegas que ya la reconocían como un talento excepcional. En aquellos ensayos también coincidían con Daniel Santos y Bienvenido Granda, voces icónicas que acompañaban a la Sonora. Entre las partituras, las voces y los metales, nació una amistad entre Pedro y Celia que con el tiempo se convirtió en amor.
La vida artística de la Sonora Matancera llevó a sus integrantes a abandonar Cuba el 15 de julio de 1960, tierra de su nacimiento a la que nunca más les dejaron regresar. Primero llegaron a México y, más tarde, a Estados Unidos, instalándose en una nueva realidad que exigía reinvención. En ese camino, Pedro y Celia fortalecieron su unión. Se casaron el 14 de julio de 1962 en Connecticut, y a partir de ese momento él decidió un rol que marcaría el resto de su vida: ser el sostén absoluto de Celia, dejando en segundo plano sus propias aspiraciones musicales para dedicarse a impulsar la carrera de quien se convertiría en la Reina de la Salsa.
Lejos de buscar protagonismo, Pedro prefirió el silencio cómplice de los bastidores. Administró, cuidó y protegió a Celia con una lealtad incuestionable. Su amor era visible en cada gesto y en cada palabra; ella lo llamaba Cabecita de Algodón o Perucho, apelativos que revelaban la ternura de una relación que trascendió lo profesional. Juntos recorrieron escenarios por todo el mundo, llevando el sabor de Cuba y la fuerza del son, la guaracha y la salsa a públicos que, gracias a ellos, descubrieron la vitalidad de la música latina.
La muerte de Celia Cruz, el 16 de julio de 2003, fue un golpe del que Knight nunca se recuperó. La acompañó en sus últimos días de lucha contra la enfermedad, aferrado a la esperanza de que su compañera de vida lograría vencer. Tras su partida, Pedro se convirtió en guardián de su memoria, participando en proyectos póstumos que buscaban mantener viva la voz y el legado de Celia.
El propio Knight enfrentó, poco después graves problemas de salud. Falleció el 3 de febrero de 2007 en un hospital de Los Ángeles, a los 85 años. Fue enterrado junto a Celia en el Cementerio Woodlawn, en el Bronx de Nueva York, en un mausoleo construido para ambos. Allí reposan, inseparables, como lo fueron en vida, ella con su inquebrantable voz, él con su silencio amoroso, siempre dispuesto a poner su música y su corazón al servicio de la mujer que amó.
Familiares músicos
- Celia Cruz, cantante.