El güiro, un instrumento que durante mucho tiempo ha sido considerado de menor importancia, pero que en su interacción con pailas y tumbadoras da una de las mejores y más progresivas secciones de percusión en la música cubana.
El güiro es un instrumento rítmico musical percusivo que se utiliza como instrumento acompañante, clasificado como idiófono de raspadura de tipo vascular. En Cuba también se conoce como guayo y variantes suyas se utilizan en el resto de Latinoamérica y el Caribe.
Según Fernando Ortiz: el güiro es un instrumento músico que se construye con el fruto de la güira haciéndole rayas transversales que hienden su corteza produciendo resaltos en la superficie.
El sonido se produce rascando la superficie estriada con un puntero o baqueta metálica o de madera que es conocida como peine.
En su lado opuesto los güiros tienen una agarradera y un agujero. De modo general el güiro se toca agarrándolo con la mano izquierda, el dedo pulgar se coloca dentro de la apertura en la parte atrás, mientras que la mano derecha sostiene el peine que rasca la superficie.
En Cuba las orquestas de distintos formatos e interpretación, generalmente de la llamada música popular, en especial de son cubano, utilizan este instrumento aunque ya casi no se emplea la varilla de metal sino la de madera para su ejecución. El güiro cubano es más grueso que otros güiros y es el estándar en la música de salsa latinoamericana. Actualmente pueden verse güiros de madera, plástico o fibra de vidrio.
Su importancia y versatilidad en la música cubana es tal que algunos artistas contemporáneos ya lo integran en la música electrónica creando variantes de son-electrónico o changüí-electrónico. Algunas de sus figuras más representativas en Cuba son: Enrique Lazaga director de La Ritmo Oriental, Gustavo Tamayo perteneciente al Quinteto Instrumental de Música Moderna dirigido por Frank Emilio Flynn o el recordado Óscar Valdés, percusionista y batalero legendario de Irakere.
El chequeré pertenece a los conjuntos instrumentales que se usan en los rituales de la santería cubana.
El chequeré es un instrumento musical de procedencia africana, instrumento idiófono de golpe indirecto que tras los tambores batá resultan los de mayor importancia en las ceremonias litúrgicas de la religión afrocubana. Durante las ceremonias de santería, este conjunto instrumental acompaña en esencia los cantos y bailes dedicados a cada deidad participando en ceremonias de conmemoración, de ofrendas, de limpieza y mortuorias. En todos los casos cumple la función de acompañar el canto y el baile. Se le conoce también como chekeré, ágbe o aggüé y la mayoría de los que lo tocan lo aprenden en el marco folclórico.
Según Fernando Ortiz, el chequeré es: un güiro grande, de los mayores que se encuentran, hasta de 50 o más centímetros de longitud, seco y hueco, forrado casi en su totalidad, menos por sus extremos, por una red de cordeles, con malla de unos dos centímetros de lado, en cuyos múltiples hilos van pasados unos abalorios grandes llamados glorias en Cuba [..] Los glorias percuten la tez exterior del güiro a poco que este se mueva. El interior está vacío, sin piedrezuelas ni corpúsculos percutidores, en lo cual se diferencia de la maraca y el chachá, pero su sonoridad es grande, debida al tamaño y a la resonancia del güiro vacío, percutido sincrónicamente, en multitud de puntos externos.
Las dos formas más usuales de obtener su sonido es tomando el chequeré por el cuello y haciéndolo chocar contra la mano izquierda abierta en sacudimiento o también sujeto por arriba y por abajo, sacudiéndolo hacia arriba y hacia abajo. Su uso litúrgico ha derivado en utilización en los conjuntos y agrupaciones de música popular bailable, desempeñando un papel relevante en los conjuntos instrumentales de rumba y conga. En estos, un solo chequeré marca el pulso métrico durante la ejecución, a semejanza de la función que efectuaban otrora el acheré y el chachá.