Odilio Urfé es uno de esos nombres imprescindibles en la historia de la música cubana, no obstante su legado no ha recibido el lugar y la atención que merece. Pianista, musicólogo, profesor y gestor cultural, dedicó su vida a rescatar y preservar la riqueza sonora de la isla, movido por una pasión que le acompañó desde la infancia.
Sus primeros pasos musicales se dieron en el seno familiar junto a su madre, Leonor González, y su padre, el célebre José Urfé, que juntos le iniciaron en el piano. Desde niño ya sorprendía como percusionista en la Banda Municipal de Madruga, donde años después ingresaría como flautista. Más tarde, estudiaría con María Josefa Pardiñas perfeccionando su técnica. Entre 1938 y 1947 estudiará en el Conservatorio Municipal de La Habana, bajo la guía de María Luisa Chartrand. Su vocación no se limitó a la pianística y también se graduó en violín y flauta.
En 1931, con apenas 19 años, fundó y dirigió la Orquesta Ideal, donde también asumió el rol de pianista. Su carrera lo llevó durante la década de 1940 a tocar la flauta en la Orquesta de Cheo Belén Puig, alternando con la Orquesta Gris de Armando Valdés Torres. En 1945 fue designado pianista de la Orquesta de Cámara del Conservatorio Municipal de La Habana, consolidando un perfil cada vez más sólido como intérprete versátil.

Considerado un músico excepcional Odilio Urfé trasciende igualmente en el campo de la investigación y la docencia. El 19 de octubre de 1949 fundó el Instituto de Investigaciones Folclóricas, junto a figuras como Francisco Formell Madariaga, Alfredo Diez Nieto, Ignacio Piñeiro, Manuel Moreno Fraginals y sus propios hermanos José y Orestes Urfé. La institución, pionera en su tipo, se propuso rescatar, clasificar y difundir el patrimonio musical cubano, con especial énfasis en las expresiones de raíz popular. Años después, en 1963, se transformó en el Seminario de Música Popular Cubana, con sede en la Iglesia de Paula de La Habana.
En el Seminario transmitió sus conocimientos a una nueva generación de músicos entre ellos Juan Formell, Marta Valdés, Mayra Caridad Valdés o Miriam Ramos. En 1952 fue nombrado redactor de la sección Musicales en el Boletín de la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO. En 1954 viajó a México como asesor del filme La rosa blanca o Momentos de la vida de José Martí. También colaboró en producciones cinematográficas como Danzón, Lecuona, La rumba y Cuba baila. En 1955 fundó la Academia Urfé, adscrita al Conservatorio Borges, y continuó promoviendo la enseñanza musical.
Urfé fue profesor de Historia de la música cubana en la Cátedra de Musicología del Instituto Superior de Arte (hoy Universidad de las Artes). Participó como jurado del Festival de Varadero, compartiendo con figuras como Rafael Somavilla e Isolina Carrillo, y en paralelo se dedicó a rescatar la obra de grandes compositores como Sindo Garay, los hermanos Grenet y Ernesto Lecuona, consciente de la necesidad de asegurar su permanencia en la memoria colectiva.
Odilio Urfé concebía la música como un reflejo social, convencido de que debía estudiarse y clasificarse en función de sus contextos culturales. En una entrevista expresaba con claridad esa visión. En sus palabras: la música cubana debía ser descolonizada, liberada de deformaciones y alienaciones, a fin de alcanzar la plenitud de sus cualidades auténticas.
Odilio Urfé fallecería en La Habana el 6 de junio de 1988, a los 66 años. Con su muerte, el Seminario de Música Popular Cubana pasó a llamarse Centro de Información y Promoción de la Música Cubana Odilio Urfé, perpetuando el nombre de quien dedicó su vida entera a la salvaguarda del patrimonio musical insular. Aunque aún poco estudiado, su legado permanece como un pilar en la construcción de la memoria sonora de Cuba.
Familiares músicos
- José Urfé González, compositor, clarinetista.
- Orestes Urfé González, contrabajista.
- José Esteban Urfé González, director de orquesta, clarinetista.