Margarita Díaz González, soprano, la voz de oro del Caribe, la gran diva de cubanísima gracia mulata, preferida por reyes, presidentes, ministros y gobernantes europeos.
Margarita Díaz también padeció los prejuicios raciales en su momento, siendo despreciada en algunos círculos por el color de su piel, aún así, consiguió desplegar una exitosa carrera que la llevó a presentarse en escenarios de más treinta países.
Estudió música en su ciudad natal con Eduardo Goicochea, solfeo, y con César Cuenta, piano. En 1931 se presentó en el teatro Vicente Mora, donde interpretó Mírame así, de Eduardo Sánchez de Fuentes; Estrellita, de Manuel M. Ponce, y Serenata de Franz Schubert.
En 1933 se trasladó a La Habana donde estudió canto con los maestros italianos Tina Farelli y Arturo Bovi, posteriormente se graduó en el Conservatorio Municipal de Música (hoy Amadeo Roldán), donde fue discípula de Juan González Rubiera, además, estudió con Rentería, director de la Capilla de Música de la Catedral de La Habana.
Sus inicios como cantante profesional fueron en las emisoras CMCA y CMW. Participó junto a Graciela Santos, Tomasita Núñez, Zoraida Marrero, Rita Montaner, Hortensia Coalla, Mercedes Menéndez, Bola de Nieve, y los instrumentistas Lecuona, piano; Virgilio Diago, violín; Roberto Ondina, flauta, y Margarita Lecuona, piano, en los conciertos de Ernesto Lecuona en el Teatro Nacional, donde estrenó las obras de Lecuona Soñé que me dejabas, Ilusión y ¿Dónde estás?
De Lecuona además, fue intérprete de Canción de amor triste, Si yo fuera hombre, Señor jardinero, Balada del amor y La señora luna. Además actuó en los teatros Martí, Encanto, Alkázar, donde fue acompañada por Lecuona e interpretó, entre otras, Arrullo de palmas, y en el Sauto de Matanzas, con orquestas dirigidas por Gonzalo Roig, Rodrigo Prats y Dámaso Pérez Prado.
En la emisora Mil Diez, integró el elenco lírico, con el que cantó operetas y zarzuelas, bajo la direccion de Enrique González Mántici, Félix Guerrero y Adolfo Guzmán.
En 1942 y durante veinte años, hizo giras de conciertos por América, Europa, Medio Oriente y África. Margarita cantó de todo, desde óperas hasta pregones. Un día oyó decir en México que El Manisero era una obra veracruzana y saltó para dejar claro el origen cubano de la composición, nada menos que de Moisés Simons.
Margarita Díaz González conoció y tuvo amistad, con Rita Montaner, Pablo Picasso, Sarita Montiel, María Callas, Maurice Chevalier, Edith Piaf, Mario Lanza, Josephine Baker, John Amstrong, Lena Horne y Nat King Cole.
En 1964 formó su propia compañía en España, y en 1965 regresó a Cuba, donde trabajó hasta 1989, en el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).
Fallecería a los 90 años de edad en silencio, sin pompa, sin los reconocimientos que merecía, a pesar de ello está y estará para siempre dentro la la historia musical cubana.