Moisés Simons ocupa un lugar imprescindible en la historia de la música cubana. Compositor, pianista, director de orquesta y musicólogo, es ampliamente recordado por haber compuesto, en 1928, El manisero, el célebre son-pregón que grabó e inmortalizó la voz de la célebre Rita Montaner. Esta obra se convirtió en un fenómeno internacional y marcó un hito en la proyección mundial de la música cubana, al punto de ser grabada en más de 160 versiones alrededor del mundo.
Nacido en La Habana en 1889, Simons creció en un hogar profundamente ligado a la música. Su padre, Leandro Simón Guergué, músico vasco y maestro de figuras como Eliseo Grenet, fue su primer mentor. Desde los cinco años, Moisés demostró un talento precoz que lo llevaría a una carrera brillante. Estudió armonía, contrapunto, fuga, forma e instrumentación con prestigiosos maestros como Ignacio Tellería, Fernando Carnicer, Felipe Palau y José Mauri Esteve, consolidando así una formación académica sólida.

A los 15 años, ya dirigía la orquesta de la compañía infantil del actor Alberto (Chicharito) Garrido, y apenas dos años más tarde, lideraba su propia agrupación en diversos teatros habaneros. Su ascenso fue meteórico: a los 17 años fue nombrado director de la orquesta del famoso parque de diversiones Tivolí, en Palatino, y en 1908 ejercía como organista en la iglesia Nuestra Señora del Pilar.
Fue un momento clave en su carrera su labor como director de la orquesta del Teatro Martí, donde se estrenaban las comedias musicales de Ernesto Lecuona. Esta colaboración no solo marcó afinidades estéticas entre ambos compositores, sino que también posicionó a Simons como figura destacada dentro de la vanguardia académica y nacionalista cubana del siglo XX.
Simons fue parte esencial de la Edad de Oro de la música cubana, junto a nombres como Alejandro García Caturla, Amadeo Roldán, Gonzalo Roig, Rodrigo Prats, Jorge Anckermann y el propio Lecuona, en un período en el que el afrocubanismo comenzaba a reivindicar la influencia africana en la cultura musical nacional.

Además de compositor, fue un incansable estudioso de la música. En 1909, escribió para el periódico La Lucha sus primeros ensayos sobre historia, origen y filosofía de la música, revelando una faceta profunda de musicólogo. En la década de 1920, se consolidó como un innovador al incorporar por primera vez el ritmo del danzón a las jazz bands, siendo director de la orquesta del Hotel Plaza y de la Sociedad de Conciertos Típicos Cubanos. También se presentó en importantes salones como el Casino de la Playa y el Havana Yacht Club, llevando su música a diversos públicos.
La inspiración para El manisero llegó en una noche de 1927, según cuenta la historiografía musical, cuando Simons se encontraba en un café habanero junto al trovador Sindo Garay. En la esquina de San José y Amistad, el canto de un vendedor ambulante de maní lo inspiró a escribir la melodía en una servilleta. El resto es historia: la pieza cruzó fronteras y se convirtió en emblema de la música cubana.
A lo largo de su carrera, Moisés Simons viajó por México, Puerto Rico, República Dominicana, Estados Unidos y Centroamérica, consolidando su nombre en el panorama internacional. Su legado incluye cerca de cuarenta operetas y más de cien partituras en otros géneros musicales.
Sin embargo, su final fue tan triste como injusto. Falleció solo y abandonado en Madrid en 1945, a los 56 años, sin apoyo del entonces embajador cubano en España. Su amigo Francisco Galacho, a través de gestiones con la Sociedad de Autores de Francia, costeó los gastos de su entierro.
Hoy, Moisés Simons es un referente obligado de la cultura cubana, una figura esencial que supo combinar formación académica, sensibilidad popular e innovación musical. Su obra permanece viva en cada nota de El manisero y en el alma sonora de Cuba.
Obras
- Canción: A una rosa, Cubanacán, Hoy como ayer (para la película Bambú), Linda mexicana, Los tres golpes (Le trois coups), Palmira.
- Capricho cubano: Zaida / 1913.
- Son-pregón: Así es mi patria, Chivo que rompe tambó, Cubanola, Danzas cubanas, El manisero / 1928.
- Marcha: La trompetilla, Montmartre.
- Habanera: Marta.
- Teatro lírico: Deuda de amor (opereta), La negra Quirina, Le chant des tropiques (opereta), Niña Mercé (comedia), Toi c´est moi (opereta).
- Paso ñáñigo.
- ¿Qué es el danzón?
- Rumba guajira.
- Serenata cubana.
- Vacúnala.