Barbarito Diez es uno de los grandes cantantes que ha dado Cuba. No tuvo formación musical académica, no tocaba ningún instrumento, pero su inigualable voz y sus interpretaciones musicales lo convirtieron en ídolo del público. Su voz inmortalizó páginas musicales como Martha del compositor Moisés Simons, Lágrimas Negras, Olvido, Juramento, El que Siembra su Maíz de Miguel Matamoros, entre otros.
Matancero de nacimiento en 1914 se traslada con su familia para Manatí, Oriente. Para 1930 viaja a La Habana, donde trabaja con el Septeto Matancero, y el Quinteto Selecto, integrado por Rolando Scort, piano; Juan Cisneros, contrabajo; Graciano Gómez, guitarra; Isaac Oviedo, tres; y el mismo Barbarito como cantante.
Integraría también las orquestas de Manolo Puertas, Frank Emilio y Antonio María Cruz, así como el Trío de Ases, formado por Barbarito, Justa García y Jesús López. En 1937 pasa a la orquesta danzonera de Antonio María Romeu (actuaban en la emisora El Progreso Cubano, hoy Radio Progreso), con la que permaneció hasta 1955, fecha en que fallece Romeu.
A partir de entonces esta agrupación pasa a llamarse Orquesta de Barbarito Diez y realizarían giras artísticas por Puerto Rico, República Dominicana, Nueva York, Miami, Venezuela, México. En estas giras también participarían agrupaciones y artistas como el Septeto Matancero, Fajardo y sus Estrellas, la Orquesta Aragón, Son 14, Pablo Milanés o el Trabuco Venezolano.
Barbarito Diez fue un cantante de amplias facultades vocales, con voz de tenor. Es reconocido hoy en día como La Voz del Danzón.
Barbarito Diez estuvo más de cincuenta años estuvo cantando sin parar, cultivando siempre las expresiones más cubanas de nuestra música, y sin el asomo de la más mínima pérdida de sus facultades vocales.
En Cuba se le homenajea cada año a través del Festival de Música Popular Barbarito Diez in Memoriam.